A veces, en el viaje empresarial (y en la vida misma),
puedes sentirte como ese barco solitario cruzando las olas en un mar
tempestuoso. Flotando de un lado a otro, sin un rumbo claro, en busca
desesperada de una señal de esperanza que te guíe a puerto seguro. Sin una
brújula firme, la meta de llegar a tierra firme puede parecer una posibilidad
cada vez más lejana.
En esos momentos de incertidumbre y desafío, cuando la
tormenta arrecia y la visión se nubla, es fácil sentir el peso del desaliento.
La duda comienza a susurrar, tentándote a bajar la guardia y a creer que el
horizonte siempre estará cubierto de nubes grises.
Pero recuerda la vista que tienes ante ti. Observa la ciudad
que se extiende más allá del cristal, llena de movimiento, de vida, de
innumerables historias de superación. Mira la naturaleza persistente, los
árboles que se aferran a la tierra a pesar de los vientos, la gente que sigue
adelante con sus propios desafíos.
"DON'T GIVE UP" no es solo una frase pegada
a una ventana; es un faro en la niebla, un recordatorio constante de la fuerza
que reside en ti, incluso cuando no la sientes.
Puede que ahora no veas la orilla, pero eso no significa que
no esté ahí. Cada ola que superas, cada ráfaga de viento que enfrentas te hace
más fuerte, más resiliente, más capaz de encontrar tu camino.
Aférrate a tu visión, aunque parezca distante. Revisa tu
brújula interior, tus valores, tu propósito. Busca pequeñas señales de
progreso, celebra cada avance, por pequeño que sea. Y, sobre todo, ¡NO TE
RINDAS!
La tormenta pasará. El sol volverá a brillar. Y cuando menos
lo esperes, divisarás la tierra firme. Sigue navegando, sigue luchando, sigue
creyendo en tu capacidad para alcanzar tus metas.
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